Conoce la vigorexia, qué es, sus consecuencias, cómo tratarla, cómo prevenirla y por qué sucede esta afección. Vivimos en un periodo donde la imagen corporal ha ganado un mayor peso respecto a épocas anteriores. Ni los adolescentes ni los adultos están exentos de sufrir trastornos relacionados con la imagen. Los cánones de belleza impuestos a veces son demasiado difíciles de alcanzar. Por eso, es necesario conocer bien las patologías. Debemos estar al día para proteger a nuestros jóvenes y a nosotros mismos.
Definición de la vigorexia
¿Qué es la vigorexia? ¿Es un TCA? Sí, es un trastorno relacionado con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal que puede conllevar alteraciones en la conducta alimentaria. También es conocida como dismorfia muscular o anorexia inversa. La vigorexia es un trastorno alimentario que sufren principalmente hombres, aunque también puede afectar a mujeres. Este problema entra en el grupo de los trastornos de la alimentación, como la bulimia o la anorexia.
Según la RAE, la vigorexia es una obsesión de tipo patológica por desarrollar los músculos. Ocurre cuando una persona nunca se ve lo suficientemente musculosa; por tanto, esta cree que debe entrenar y comer más y más para acumular más masa muscular. Incluso cuando muchos individuos presentan un cuerpo objetivamente musculoso a ojos de todo el mundo, ellos se siguen viendo delgados o pequeños frente al espejo. La obsesión por mejorar su estado físico hace que estas personas descuiden otros aspectos importantes de sus vidas como las relaciones sociales, divertirse o llevar una dieta más balanceada. La vigorexia también está relacionada con el consumo de esteroides anabolizantes para aumentar la masa muscular.
La definición de vigorexia de la OMS es obsesionarse de una forma irracional y extrema con el físico. Esto da lugar incluso a complicaciones con la alimentación. El significado también viene recogido en el DSM 5, el Libro de Asociación Estadounidense de Psiquiatría, que engloba la patología en los trastornos dismórficos corporales. Otros lugares oficiales donde se puede encontrar información son Scielo y Mayo Clinic.
¿Cuáles son las características de la vigorexia?
Existen algunos test de vigorexia que son usados por los psicólogos para evaluar si una persona padece este trastorno. Después hablaremos de ellos, aunque podemos adelantar algunas características asociadas al problema. Normalmente, las personas vigorexicas muestran varios síntomas:
- Miran su propio cuerpo en exceso, por ejemplo, delante del espejo.
- Dan una prioridad excesiva a sus programas de entrenamiento físico y sus dietas. Por ejemplo, estas personas pueden obsesionarse con el número de calorías o macronutrientes que consumen o ser incapaces de saltarse un solo entrenamiento (se sienten mal si no van un día al gimnasio).
- Nunca parecen estar contentas con su apariencia física; ellos nunca se ven con el suficiente músculo o el tamaño deseado.
- Los vigoréxicos comparan continuamente sus cuerpos con el de otras personas musculosas (a menudo físicos difíciles de alcanzar como los de ciertos actores, culturistas y otros deportistas de élite).
- Consumen una cantidad excesiva de proteína y cumplen con rigurosos objetivos diarios sobre las tomas de proteínas totales.
- La obsesión por el ejercicio y los plantes de nutrición puede afectar a su relación con los amigos, familiares e incluso a los estudios y el trabajo. El ejercicio o el entrenamiento con pesas se pueden convertir en el centro de la vida de un vigoréxico.
- Con frecuencia, ellos no quieren exponer su cuerpo en público porque sienten que no son lo bastante musculosos.
- Siguen planes de entrenamiento y nutrición poco realistas para llevar una vida normal y feliz. Esto les causa un gran estrés.
- Siempre piensan en cómo ser más musculosos, incluso si ya tienen objetivamente un cuerpo bastante fuerte respecto a la mayoría de las personas.
¡Ojo! Ten en cuenta que el entrenamiento con pesas o el culturismo son deportes que requieren un estilo de vida saludable, foco mental y constancia. Esto quiere decir que no se puede tachar de vigoréxico a cualquier persona que entrena con constancia tanto si es por propósitos recreativos como competitivos. No es malo de por sí tratar de mejorar en tu actividad o marcarte unos objetivos. El problema viene cuando determinados hábitos interfieren en la vida de la persona, el trabajo, las relaciones sociales o la autoestima. Entonces, aparecen las consecuencias de la vigorexia y esta debe ser tratada.
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Historia de la vigorexia
No se sabe exactamente cuándo las personas comenzaron a sufrir esta patología mental, pero posiblemente tenga que ver con el cambio en los cánones de belleza masculinos que surgieron en los 80. Realmente, deportes como el culturismo ya se practicaban incluso desde 1950. Es más, en la Antigua Grecia y Roma el culto al cuerpo ya era una realidad que practicaban los filósofos, nobles y atletas.
Pero la verdad es que los músculos empezaron a tener un gran impacto en la mente de los hombres modernos debido al cine y a los esteroides. Para interpretar a cualquier héroe, ya sea un gladiador, Superman, un soldado o un robot venido del futuro, los actores se vuelven cada vez más musculosos. Hemos visto este fenómeno ocurriendo desde la década de los 80, momento en que personajes como Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o Jean Claude Van Damme "exportaron" los músculos al mundo a través del cine. Millones de hombres quedaron fascinados por sus físicos increíbles y, sin darnos cuenta, un canon se fue asentando.
Y no solo en Hollywood despuntaron los cuerpos musculosos y sobrenaturales. Si miramos los juguetes, las figuras de acción cada vez tienen físicos más parecidos a los de un culturista. Lo mismo aplica para los modelos de revista y los deportistas como los jugadores de rugby.
El prototipo que se ha definido como el cuerpo masculino ideal es un hombre muy musculoso, ancho de espaldas y con cintura estrecha, o en su defecto alguien con los músculos muy marcados debido a unos niveles bajos de grasa.
Cuando el actor Mark Hamill vio la siguiente versión de la figura de acción de Luke Skywalker (basada en él), exclamó: "¡Dios mío! ¡Me dieron esteroides!".
¿Qué hay detrás de todo esto? Desde los años 50 y 60, los esteroides fueron una ayuda habitual en el culturismo; y desde los 80, fueron una realidad en el cine. Son sustancias que llevan la musculatura humana a límites de crecimiento sobrenaturales (a costa de la salud). Los físicos alcanzados con anabolizantes crean falsas expectativas en las personas (y frustraciones).
Se muestra un claro aumento de la musculatura entre el Superman de Christopher Reeve (1978) y Henry Cavill (2013). Lo mismo ocurre con el superhéroe Batman:
Antes, los protagonistas de las películas tenían cuerpos normales; atléticos, sí, pero normales. Hoy, es imposible que un actor haga una escena de torso desnudo sin mostrar unos músculos esculpidos y abdominales totalmente visibles. ¡Y no solo los esteroides entran en juego! Las escenas sin camiseta son grabadas bajo condiciones muy específicas: los actores se someten a veces a estrictos procesos de deshidratación; además, se emplea el dibujo sobre los músculos para sombrear, condiciones óptimas de iluminación, bombeo muscular antes de rodar las escenas y los mejores ángulos y poses. Todo es una ilusión, ¡pero los espectadores no lo saben!
Tras ser bombardeados con los cuerpos increíbles de los superhéroes que admiramos desde que somos niños, así, nace la vigorexia.
El cuerpo que tuvo que obtener Christian Bale para interpretar a Batman.
Hugh Jackman mostraba un físico atlético y natural en la primera película de X-Men, pero el director de la producción pensó que él se veía demasiado delgado en comparación con el Wolverine de los cómics. Por tanto, para las siguientes películas de X-Men, Jackman sufrió una transformación muscular para la que probablemente usó esteroides.
Personaje Wolverine en los cómics de X-Men.
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Causas
El concepto de la vigorexia y sus causas son fenómenos relativamente recientes. Esta enfermedad mental conlleva unos antecedentes psicológicos y biológicos complejos. No obstante, el número de personas que la sufren está aumentando a un ritmo alarmante. Esto es debido a la idealización social y cultural de ciertos cuerpos masculinos y femeninos, lo que puede provocar un complejo de inferioridad en algunas personas. Cada vez más personas sufren trastornos alimentarios como la dismorfia muscular o vigorexia. Lo más común es que afecte a hombres de 25 a 35 años de edad.
Las presiones sociales y la representación que dan los medios de comunicación sobre lo que debería ser la imagen corporal masculina "ideal" no son los únicos factores que determinan el desarrollo de vigorexia. Algunos estudios señalan que la dismorfia muscular es también un trastorno obsesivo-compulsivo. Otras investigaciones han demostrado que podría ser una respuesta al abuso físico o sexual. También se ha demostrado que existe una correlación con la victimización por acoso infantil. Es necesaria más investigación antes de poder comprender completamente las causas subyacentes de este problema.
Juguete de Action Man en 1966.
Figura más moderna de Action Man con un mayor desarrollo muscular.
Diagnóstico y tratamiento
Para el diagnóstico en los casos de vigorexia, se intenta detectar los siguientes comportamientos. Existirá dismorfia muscular cuando la persona muestra continuamente dos o más de ellos.
- Pérdida de las relaciones sociales o el trabajo como consecuencia de seguir programas de entrenamiento físico.
- Poner el ejercicio y la nutrición por encima de todo en la vida.
- Tener miedo o vergüenza de mostrar el cuerpo.
- Entrenar a toda costa, incluso cuando se tiene una lesión física. Usar esteroides.
Su suele utilizar un test de vigorexia en psicologia para determinar si una persona padece el trastorno. El puntaje obtenido en las preguntas del cuestionario servirá para valorar si existe o no un trastorno de la imagen corporal.
El tratamiento para los casos de vigorexia es normalmente la psicoterapia. Los trastornos de la autopercepción y la imagen pueden ser difíciles de detectar. Por eso, el entorno familiar debe estar muy atento ante cualquier síntoma que haga sospechar. Como en cualquier problema de tipo adictivo o compulsivo, la persona que padece el trastorno no suele reconocer por sí misma que tiene un problema. El apoyo del entorno familiar y social es determinante para que la persona busque ayuda. Los tratamientos para el trastorno de vigorexia dependen de la gravedad de la afección.
- Si la afección es leve, quizás la terapia cognitivo-conductual (TCC) es suficiente. Esta será conducida por el terapeuta o psicólogo.
- En los casos graves, se recetarán antidepresivos, que también podrán acompañarse con terapia cognitivo-conductual.
La primera acción para buscar ayuda debería ser consultar al médico de cabecera, quien podrá derivar al profesional adecuado. Muchos vigoréxicos no saben que están sufriendo dismorfia muscular. Si eres el familiar, amigo o pareja de una persona que podría estar padeciendo esta enfermedad, tienes que animarla a buscar ayuda. Esta informacion sobre la vigorexia puede servirte como guía para identificar a un afectado.
Hay que convencer a la persona que visite a un médico, pues sin un profesional no se podrá curar el problema. Hay que prestar una especial atención a los adolescentes, pues están en una edad donde son susceptibles de preocuparse en exceso por la imagen corporal. Los trastornos de la autopercepción son muy
Aunque no hay un tratamiento farmacológico específico para la vigorexia, la terapia psicológica será la primera herramienta eficaz para combatirla. Algunos antidepresivos han demostrado ser eficaces cuando la dismorfia muscular resulta de un trastorno obsesivo-compulsivo. Un profesional de la psicología podrá identificar patrones dañinos de pensamiento y los comportamientos que están detrás del problema.
Lee toda la información posible sobre la vigorexia y ayuda a tu amigo o familiar mostrándole las opciones de tratamiento a las que podría recurrir. La terapia puede ayudar para cambiar los patrones de pensamiento negativos.
Test de vigorexia
Existen algunos test de diagnóstico para la vigorexia utilizados por los profesionales. Algunos son cuestionarios de preguntas y otros son interactivos (virtuales o con imágenes). En España, por ejemplo, se usa la Escala de Satisfacción Muscular, uno de los métodos que ha arrojado resultados más exitosos para el diagnóstico.
Escala de Satisfacción Muscular
Es un test creado en 2002 con 19 preguntas para valorar los síntomas de la vigorexia. Se pueden dar varias respuestas de 1 a 5 puntos del tipo "estoy totalmente de acuerdo" o "totalmente en desacuerdo". Las preguntas están relacionadas con cinco categorías:
- Dependencia del entrenamiento con pesas o culturismo.
- Conductas compulsivas de verificación de la musculatura.
- Uso de sustancias dopantes.
- Lesiones.
- Nivel de satisfacción muscular.
Matriz Somatomórfica
Se trata de un programa informático creado por Amanda Gruber en 1998. En este caso, la persona a diagnosticar tiene que identificar fotografías de cuerpos masculinos. Los cuerpos mostrados pueden ser muy obesos o muy musculosos. Cada imagen lleva asociado un índice de masa muscular (FFMI). En el test, hay hasta 100 fotografías clasificadas según cuatro grupos:
- Cuerpo de culturista (mucho músculo y poca grasa).
- Cuerpo de sumo (mucho músculo y mucha grasa).
- Cuerpo de patata (poco músculo y mucha grasa).
- Cuerpo de lápiz (poco músculo y poca grasa).
Culturista:
Sumo:
Patata:
Lápiz:
Lo primero para llevar a cabo el test es tomar la medida de altura (m) y el peso (kg) de la persona. Después, se calcula el porcentaje de grasa corporal de la persona mediante el sistema de medición de pliegues con plicómetro. Se medirán hasta 6 pliegues cutáneos. Se muestran imágenes de personas con diferentes niveles de masa muscular según el FFMI. Este es conocido como el índice de masa muscular.
- Un FFMI de 18 kg/m² es de una persona con poca musculatura.
- Un FFMI de 22 kg/m² es una persona musculosa.
- Un FFMI de 25 a 26 kg/m² es una persona muy musculosa y sospechosa de haber usado esteroides anabolizantes, pues no es normal llegar a esos niveles de forma natural.
También cambia el porcentaje de grasa corporal de las personas en cada foto. Desde el 4 % (típico de un culturista en estado de competición) hasta el 40 % (una persona con un sobrepeso considerable).
Dadas las imágenes, que llevan diferentes porcentajes de musculatura y grasa asociados, el participante debe responder algunas preguntas. Por ejemplo:
- ¿Qué imagen representa mejor tu cuerpo?
- ¿Qué imagen muestra el cuerpo que te gustaría tener?
- ¿Qué imagen representa el cuerpo de una persona de tu edad?
- ¿Qué imagen muestra el cuerpo más deseado por el sexo opuesto?
Las respuestas que dé la persona sobre las primeras tres preguntas (físico real, físico percibido e ideal) se contrastarán con el FFMI de la persona y el FFMI objetivo de cada fotografía. Según la desviación que existe entre la percepción de la persona y la realidad de cada fotografía, se podrá determinar si el participante tiene o no un problema de dismorfia muscular (que podría ser nula, leve o severa).
Este test virtual puede ser llevado a cabo también por familiares o la pareja de la persona. En este caso, el participante debe ponerse en el lugar del hombre con el problema y responder como cree que respondería él.
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Actores de la época donde los músculos conquistaron el cine. Jean-Claude Van Damme, Dolph Lundgren, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone.
Juguete del increíble Hulk.
Test del Complejo de Adonis
En la mitología griega, Adonis era un medio dios y medio hombre, y el máximo exponente de la belleza masculina. Por eso, la vigorexia también es llamada el "complejo de Adonis". Se refiere a la obsesión de un hombre por obtener el cuerpo perfecto.
El siguiente instrumento de evaluación de dismorfia muscular es el cuestionario o test del complejo de Adonis, que fue creado en el año 2000. El cuestionario contiene 13 preguntas tipo test con tres respuestas posibles ("a", "b" o "c"). Las preguntas son sobre el grado de insatisfacción que un hombre tiene respecto a su aspecto físico. La respuesta "a" vale 0 puntos, la respuesta "b" vale 1 punto y la "c" vale 3 puntos.
Entre 0 y 9 puntos, la preocupación por el físico no afecta a la vida diaria de la persona; de 10 a 19 puntos, hay una afección de vigorexia moderada (que será más preocupante si se acerca a los 19 puntos); entre 20 y 29 puntos, la vigorexia afecta negativamente a la vida y debería consultarse a un psicólogo/especialista; y entre 30 y 39 puntos, el problema es realmente serio y habría que ponerse de inmediato en manos de un especialista de los TCA para comenzar un tratamiento.
Estatua de Adonis.
Ejemplo de test de dismorfia muscular
Te mostramos las 13 preguntas del test de complejo de Adonis. En el apartado anterior, tienes explicado el valor asignado a cada respuesta y el resultado del test según la puntuación total obtenida. Tienes que responder de forma sincera.
1. ¿Cuánto tiempo dedicas al día preocupándote por tu apariencia (no solamente pensando en ella, sino preocupándote)?
a. Menos de 30 minutos.
b. Entre 30 y 60 minutos.
c. Más de 30 minutos.
2. ¿Con qué frecuencia te sientes mal por algo relacionado con tu apariencia (estás preocupado, deprimido…)?
a. Nunca o raras veces.
b. A veces.
c. Con frecuencia.
3. ¿Con qué frecuencia evitas que tu cuerpo o ciertas partes de este sean vistos por los demás?
Por ejemplo, evitas los vestuarios, las piscinas o situaciones donde debes quitarte la ropa. También si llevas ropas que alteran u ocultan tu apariencia (como las ropas holgadas para esconder el cuerpo).
a. Nunca o rara vez lo hago.
b. Algunas veces.
c. Con frecuencia.
4. ¿Cuánto tiempo dedicas al día a actividades de aseo para mejorar la apariencia?
a. Menos de 30 minutos.
b. De 30 a 60 minutos.
c. Más de 60 minutos.
5. ¿Cuánto tiempo dedicas al día a actividades físicas para mejorar la apariencia (levantar pesas, correr al aire libre o en máquina...)?
Solo el ejercicio cuyo objetivo principal sea mejorar la apariencia física.
a. Menos de 60 minutos.
b. Entre 60 y 120 minutos.
c. Más de 120 minutos.
6. ¿Con qué frecuencia haces dietas especiales (por ejemplo, con un alto contenido de proteínas o con comidas bajas en grasas) o consumes suplementos nutricionales para mejorar tu físico?
a. Nunca o raramente.
b. A veces.
c. Con frecuencia.
7. ¿Qué parte de tu dinero empleas en cuestiones relacionadas con mejorar tu apariencia física (como comidas especiales para dieta, suplementación, cosméticos, equipamiento deportivo, cuotas de gimnasio, etc.)?
a. Cantidades insignificantes.
b. Una cantidad importante, pero nunca hasta el punto de que me genere problemas económicos.
c. Una cantidad suficiente para incluso crearme problemas económicos.
8. ¿Con qué frecuencia las actividades relacionadas con la apariencia física afectan a tus relaciones sociales?
Nos referimos al tiempo dedicado a entrenamientos, a prácticas alimentarias especiales o cualquier otra actividad destinada a la apariencia que terminan afectando a tus relaciones con las demás personas.
a. Nunca o rara vez.
b. Algunas veces.
c. Con frecuencia.
9. ¿Con qué frecuencia tu vida sexual ha sido afectada por preocupaciones relacionadas con tu apariencia física?
a. Nunca o raramente.
b. Algunas veces.
c. Con frecuencia.
10. ¿Con qué frecuencia tus preocupaciones por la apariencia o actividades relacionadas con esta han comprometido tu trabajo o carrera?
Por ejemplo, si han interferido en tus actividades académicas si eres estudiante. ¿Has llegado tarde a clase o al trabajo? ¿Has perdido horas de trabajo o clase? ¿Se ha visto mermado tu rendimiento o has perdido oportunidades de mejora o ascenso por preocupaciones o actividades de la imagen corporal?
a. Nunca o raras veces.
b. Algunas veces.
c. Con frecuencia.
11. ¿Con qué frecuencia has evitado ser visto por otras personas como consecuencia de tus preocupaciones por la apariencia?
Por ejemplo, si no has ido a la escuela, al trabajo, a eventos sociales o estar en público.
a. Nunca o raramente.
b. A veces.
c. Con frecuencia.
12. ¿Has consumido algún tipo de fármaco, legal o ilegal, para ganar músculo, perder peso o cualquier otro intento de mejorar la apariencia?
a. Nunca.
c. Solo fármacos legales, comprados en sitios oficiales o bajo prescripción.
c. He usado esteroides ilegales, píldoras de adelgazamiento u otras sustancias.
13. ¿Con qué frecuencia has tomado medidas extremas (diferentes al uso de fármacos) para modificar tu apariencia física?
Ejemplos pueden ser hacer ejercicio físico excesivo, entrenar incluso estando dolorido o enfermo, llevar a cabo dietas extremas, vomitar, consumir laxantes u otros métodos. También usar técnicas no convencionales para el desarrollo muscular, el crecimiento del pelo, etc.
a. Nunca o raramente.
b. Algunas veces.
c. Con frecuencia.
Las personas con problemas de dismorfia corporal pueden sentir vergüenza por mostrar sus cuerpos desnudos en sitios públicos como las piscinas o la playa.
Preguntas
Consulta algunas preguntas frecuentes sobre este trastorno.
Representación de vigorexia en dibujo animado.
¿Qué diferencias hay entre la ortorexia y vigorexia?
La vigorexia es la obsesión por conseguir un cuerpo cada vez más musculoso, mientras que la ortorexia es la obsesión por comer sano y la preocupación irracional por la calidad de los alimentos. La persona ortoréxica convierte la comida sana en la principal preocupación de su vida y esto llega afectar a su bienestar diario.
Ambos son trastornos de la conducta alimentaria. La vigorexia suele ir acompañada también por una preocupación excesiva por comer de cierta manera, pero en la ortorexia no existe la obsesión por ganar músculos.
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¿Qué es la hipervigorexia?
El hiper vigoréxico es la persona que desarrolla una obsesión patológica por conseguir una musculatura sobrehumana, propia de un culturista pesado un superhéroe de ficción.
La hipervigorexia también es la tendencia a crear personajes con músculos cada vez más surrealistas y que se salen de lo natural. Estos personajes pueden ser héroes de cómics, juguetes de acción, héroes de películas, personajes de anime, etc.
Según las estadísticas de un estudio en hombres universitarios, el 1,9 % de ellos sufría dismorfia muscular. De las personas diagnosticadas oficialmente con este problema, un 87,5 % son hombres, con edades comprendidas entre los 15 y los 32 años. Esto quiere decir que los afectados son principalmente adolescentes y hombres jóvenes.
Si crees estar sufriendo este problema o sospechas que alguien cercano podría estar padeciéndolo, es importante que leas articulos como este. Comprende todo sobre la vigorexia y sus complicaciones. Se pueden consultar sitios como Scielo, Mayo Clinic o Wikipedia. Este problema tiene cura, pero hay que saber detectarlo y contactar con los profesionales adecuados.